jueves, 20 de septiembre de 2012


El "analfabetismo tecnológico", se presenta como una problemática compleja, que puede ser abordada desde múltiples aspectos: social, técnico, económico, cultural y educativo.
Las posibles soluciones que se pueden arribar no son muy distintas a la problemática del "analfabetismo escolar". Como primera medida se sugiere articular materias afines en todas los niveles de enseñanza.
Del mismo modo, el acceso a las TIC debe recibir el mismo respaldo que el conocimiento general: Tanto las escuelas (públicas o privadas) como las bibliotecas y centros educativos no formales deberían crear un espacio para la difusión del uso de ordenadores personales y, por lógica, de Internet.
Tal como ha quedado demostrado, la complejidad que ofrece el estudio de la computación, deberá estar respaldados por un perfeccionamiento docente acorde con la problemática, que se haga extensivo a los conocimientos pedagógicos para evitar el uso de un conocimiento técnico, centrado en los procesos y de carácter funcionalista.
En tal sentido, tanto el sistema educativo formal como el "no formal" deberán trabajar en conjunto para rever esta situación y aportar, cada uno desde su ámbito, distintas soluciones para brindar un mejor servicio educativo, en cuanto a métodos de enseñanza, así como también en las técnicas y estrategias que se implementan en los cursos deben corresponderse con la idea de incorporar el aprendizaje significativo para llevar a la práctica el desarrollo de la idea propuesta de hombre/ordenador.
A su vez, el problema principal del "analfabetismo tecnológico" radica en la incorporación de nuevas tecnologías, por los costos que ello significa en cuanto al mantenimiento e insumos, situación que en el futuro tal vez pueda ser solucionado en las escuelas públicas, que carecen de mayor presupuesto, debido a que el Estado ve a la educación como un gasto que hay que ajustar.
Dada algunas restricciones por lo económico, lo más importante es que todo el esfuerzo institucional que se realice contemple la necesidad de que los receptores estén convencidos de su utilidad; es decir, la mejor forma de combatir el problema es crear un espacio de reflexión entre docentes y alumnos para que se tome conciencia de que cada persona deba desenvolverse correctamente en el entorno tecnológico actual.
Es una realidad que las TIC han provocado un cambio sustancial en nuestro diario vivir, que debemos adaptarnos a los cambios, que nuestros hábitos y costumbres se han modificado notablemente. Pensemos que hace algunos años era imperioso saber el manejo de una máquina de escribir, y hoy, lo imprescindible, es tener en nuestro haber un conocimiento integral de computación.
La gran mayoría sabe que adaptarse a los cambios implica desarrollar nuevas capacidades, pero por sobre todo, potenciar las habilidades cognitivas.
Como en todos los estratos sociales, hay gente que rechaza la computación, directivos que descartan a las nuevas tecnologías por miedos e inseguridades personales, y, aunque resulte absurdo esta afirmación, muchos jóvenes –que se presume que se adaptan mejor a los cambios tecnológicos– no saben utilizar correctamente un aparato de video. Si no se aplica una estrategia educativa acorde con la problemática, todas estas personas pasarán a ser los futuros "analfabetos tecnológicos".